martes, 2 de junio de 2015

Entre papeleos, paseos y otros incisos...

Esta semana ando un poco liada, de ahí mi retraso en cuanto a noticias y novedades. He cumplido mi tercer mes y tenía una cita importante, la veterinaria. Ya tengo mi cartilla de vacunas al día, en un mes otro sello, digo pinchazo... es que la rabia es cosa preocupante. También tengo mi chip insertado, así, en caso de pérdida y mediante un protocolo que se escapa de mi entendimiento canino, los que manejan el asunto pueden saber a quién tienen que avisar, aún así, espero que nunca se tengan que hacer tales investigaciones. Ya sólo queda ir a inscribirme en el Registro Canino de mi ayuntamiento, por ahora.

Los días han transcurrido con normalidad. El balance de daños colaterales por tenencia de cachorro no supera al de las muestras de cariño y gratitud que por mi parte empiezo a demostrar cada día hacia quienes me cuidan y protegen. Esperarme, un inciso... SOBREPROTEGEN, bueno... sólo la mamá del clan. He detectado un nerviosismo en ella cuando corro como las balas entre las piernas de Quique (grita, doy fe), cuando se acerca algún gato con cuerpo de león o lo que es peor, hay perro grande a la vista. Eso es algo que no vais a poder entender a no ser que vengáis de paseo conmigo. Tiene la capacidad de detectar los perros antes de que hayan llegado a mi olfato, cosa difícil ésta pero cierta y si no preguntar por el barrio, ya veréis que es cierto. Todo tiene su explicación. Ella tuvo un Cocker Spaniel que casi murió de un mordisco en la yugular que le asestó un pastor alemán, eran vecinos y parece ser que se la tenían jurada el uno al otro a través de sus terrazas en misiles que se lanzaban cuando conectaban visualmente. Aquello parecía olvidado pero parece ser que esas cosas quedan en el inconsciente y ahora que me quiere a mí y no desea que me ocurra nada malo, cree que todos los perros vienen a atacarme. Yo le he indicado que haga el favor de leer y estudiar todos los manuales de comportamiento postural canino que encuentre en venta actualizados, no todos los que se me acercan vienen con ganas de guerra, los perros también hacemos amigos "perros" y jugamos a cosas de perros como perros que somos. Que no es lo mismo un guau, guau moviendo la cola de alegría que un grrrrrrr con dicho rabo tieso. Bueno, espero que se relaje en beneficio del nivel de ansiedad que se alcanzan en algunos de mis paseos. Dicho el inciso, estaba yo contando el balance de desperfectos y no hay nada grave, de verdad de la buena. El césped tiene algún agujero excavado, los calcetines no emparejan en mayor medida del desemparejamiento que ya sufrían (por lo visto esto ocurre en todas las casas, las lavadoras se los comen), me llené de pintura color teja intentado ayudar en el arte de la brocha gorda, -no hay foto porque la de la ansiedad mandó limpiarme sin dar lugar a documento gráfico-, los zapatos por las mañanas están cada uno en una punta, a veces, aparecen escondidos en el patio con un poquito de relente nocturno... poca cosa como podéis leer.

Salgo a pasear a diario y quitando el ruido que ya os he mencionado antes, me encanta acompañar la ida del cole, un paseo por la tarde,  unas carreras en el pinar y excavar en la arena. Los humanos, en general, son un encanto. Me paran por la calle, casi todos los niños quieren jugar conmigo y, me hablan y me dicen unas cosas que a mí me gustan muchísimo. Hace unos días una señora se ha llevado el premio al piropo "perruno" del mes, me dijo: ¡Ay, madre mía! ¡Es tan bonita y tan chica que parece un perro de cuerda! Yo seguí caminando como si tal cosa pero hay que reconocer que esas cosas gustan.

Hoy no me puedo despedir sin saludar a mis amigos "agapornis", si os fijáis bien están allí detrás, colgados en sus jaulas, perfectamente bien de salud e imagino que con sus ansiedades propias, aquí cada uno con lo suyo como en toda casa de vecino, por ello, voy a dedicar a todo el que sufra de este tipo de dolencia generalizada y extendida por todas las especies, un poema de Constantino Cavafis, donde recuerda, que lo importante de las aventuras que emprendemos es el camino que recorremos y todo aquello que aprendemos mientras las realizamos. Yo entre tanto intentaré hacer como Ulises cuando escuchaba el canto de las sirenas y me ataré al limonero cuando oiga a los agapornis piar. ¡Hasta la próxima!

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin esperar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya, qué significan las Ítacas...

2 comentarios:

Si quieres dejarme un comentario estaré encantada de leerte en algún descanso de mi agitada vida. Gracias.
Sam.-