Estimados amigos y amigas;
Hoy es mi cumple mes. Cumplo 7 meses, aún me quedan 2 para seguir creciendo; según dicen, los Jack Russell Terrier, crecemos hasta que cumplimos 8 o 9 meses. Por supuesto que, siendo quien soy y viviendo con quien vivo, yo también tengo fiesta de cumple-mes, con tarta, velas y con su reparto correspondiente de invitaciones a mi fiesta.
Esta vida es un continuo aprendizaje y en este cumple he aprendido una lección importante. Nunca ladres en público más de la cuenta, sobre todo, en lugares donde dichos ladridos puedan llegar, por cientos de motivos, a ser procesados por quien menos te esperas.
Hoy es mi cumple mes. Cumplo 7 meses, aún me quedan 2 para seguir creciendo; según dicen, los Jack Russell Terrier, crecemos hasta que cumplimos 8 o 9 meses. Por supuesto que, siendo quien soy y viviendo con quien vivo, yo también tengo fiesta de cumple-mes, con tarta, velas y con su reparto correspondiente de invitaciones a mi fiesta.
Esta vida es un continuo aprendizaje y en este cumple he aprendido una lección importante. Nunca ladres en público más de la cuenta, sobre todo, en lugares donde dichos ladridos puedan llegar, por cientos de motivos, a ser procesados por quien menos te esperas.
Escuchados los comentarios que me habéis regalado esta semana (por los alrededores donde salgo a pasear) y procesada la información pertinente, he de comunicaros lo siguiente.
Esto no es una disculpa puesto que no he agredido, ofendido, ni hecho nada para que me hayáis sacado los dientes. A ver..., esto de los dientes es complicado. Todos los tenemos y desde luego que podemos mostrarlos como mejor nos apetezca y a quien mejor nos venga en gana (siempre que no seamos de esos perros que por Ley deben llevar seguro y bozal, quedando limitados a un gruñir entre dientes) sin que ello implique que al atacado, emocionalmente, pueda causarle algún tipo de trastorno, sobre todo, si cuenta con un diario a mano donde contar sus aventuras y dejarlas como recuerdo para reír sobre lo ocurrido tal como lo escribe o con posterioridad, al releer la anécdota.
Sepan ustedes, perdonen el tratamiento, que desde que el mundo es redondo, la Tierra gira y todos nos mantenemos en pie debido a leyes que no se ven pero se sienten, los humanos invitan a sus fiestas perrunas a quien les place invitar, con quien se sienten bien y según protocolos varios, a quienes "hay que invitar" de forma obligada porque no hay más cojines sobre los que descansar. Me he dado cuenta de una cosa, los humanos os comportáis como animales gregarios o sociales según... (no voy a meterme donde no me llaman, cada uno que siga a la colonia que más desee seguir), según... queréis, podéis o deseáis. Ya lo sabía Aristóteles cuando filosofaba sobre la naturaleza del hombre, argumentando que el hombre es por naturaleza, un animal cívico (jajjaj, me da la risa)... siendo la razón del ser "social", más que lo pueda ser cualquier abeja u otro animal gregario, la capacidad de POSEER LA PALABRA (no hizo alusión a la educación y buenas formas). No voz (que voz tienen todos los animales), palabra. Esa con la que se puede manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto frente a los demás animales, poseyendo el sentido de lo bueno, lo malo y otras muchas apreciaciones.
Dicho comportamiento, en ocasiones como esta, no siempre es el más adecuado. Todo en la vida tiene dos puntos de vista, dos verdades y dos sin razones; la de uno para el otro y la del otro para el uno. A veces, hablar sin conocer motivos, razones y sobre todo sin mirar si ese al que despellejáis está casualmente detrás de vosotros, puede causar algún ataque de risa o arrebato violento dependiendo de si el objetivo a despellejar es un ser evolucionado y posee las herramientas suficientes para seguir por su camino o por el contrario es de los que llenan de veneno el aguijón y atacan picando donde más duele. Quiero decir con esto, que en mi fiesta estarán todos los que deben, pueden y quieren estar, ni uno más ni uno menos.
Dicho todo lo anterior, a mí sólo me queda disfrutar como una loca de la fiesta que me están preparando. Ya me han adelantado algún regalito y me ha encantado. Rocío, una amiga que está invitada a mi fiesta con Chester me ha regalado un botellero muy práctico para mis excursiones y paseos aunque intuyo que me quedan muchos más por recibir.
No puedo, ni debo acabar, sin dejarles otra Aristotelada: "Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo".